Abrazados a Jesucristo en el apóstol Santiago

Este ha sido el octavo año en el que la diócesis de Ciudad Real ha ofrecido el Camino de Santiago para adultos. Comenzaron el camino el día 1 de agosto «con la ilusión de tener una vivencia de fe personal y comunitaria mientras caminamos hacia la tumba del Apóstol». Así lo decía una de las peregrinas al comenzar el Camino este año.

Han sido cuarenta y una personas mayores de 18 años de diferentes poblaciones de nuestra diócesis: Torrenueva, Bolaños de Calatrava, Alcázar de San Juan, Tomelloso, Miguelturra, Ciudad Real, Fuencaliente o Argamasilla de Calatrava. En cada etapa, con la ayuda de los sacerdotes y de sus colaboradores, los peregrinos han ido descubriendo lo que Dios pide de cada uno.

El Camino de Santiago se hace de manera tradicional: cada uno con su mochila cargada, durmiendo en albergues. Se sale muy de mañana «con la fresca» para llegar también antes de que el sol sea justiciero. Es lo propio del camino. También el silencio, la oración personal, el descubrimiento de tantas cosas como no se necesitan y de las que vamos cargadas. Por eso, «el Camino ha sido un momento muy propicio para descargar nuestras mochilas interiores, recargar pilas, retomar nuestro celo espiritual y reafirmarmos en la fe que nos sostiene».

 Desde la primera tarde de dinámica en Gondan, cada uno se puedo enfrentar a la pregunta: «¿Qué hace alguien como yo en un lugar como este?».

Trece días de una convivencia donde han reinado las risas, las complicidades, los desahogos, las lágrimas y la confianza y respeto absoluto al otro hermano peregrino. El Camino de Santiago es como la vida misma: hay de todo.

«Es de Dios y de cada hombre seguir su camino hacia esa plenitud de vida y amor con Cristo».

Más información:
Blog del Camino de Santiago de la Diócesis de Ciudad Real

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