El bautismo de Jesús

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    Durante los días de la Navidad, hemos contemplado a Jesús Niño. Hoy celebramos la fiesta del Bautismo de Jesús, a partir del cual aparece el  Jesús adulto, que comienza a cumplir públicamente la misión que se le había confiado.

    Para Jesús el bautismo significo un hito importante en su vida: Jesús, hasta el bautismo, había vivido una vida escondida en la familia. El bautismo señala el comienzo de su vida publica.

    Ha sido elegido por el Padre para ofrecer a todos los hombres la salvación. Su voz, en el momento del bautismo, lo confirma como el elegido, como el hijo amado a quien hemos de escuchar si queremos salvarnos.
    Ha sido elegido para una misión: anunciar a todos los hombres la salvación para que puedan convertirse y así puedan ser propietarios de la salvación que es Él mismo.

    Para realizar la misión cuenta con la fuerza del Espíritu. Por eso sobre Él desciende en ese momento el Espíritu en forma de paloma.

    El bautismo es también un momento decisivo en la vida del creyente puesto que significa el comienzo de su vida de fe, el comienzo de su filiación divina. El comienzo de su pertenencia al nuevo Pueblo de Dios.

    El bautismo es también un momento decisivo en la vida del creyente puesto que significa el comienzo de su vida de fe, el comienzo de su filiación divina. El comienzo de su pertenencia al nuevo Pueblo de Dios

    Además, también nosotros, como Jesús, en el bautismo hemos sido elegidos por Dios. Él es quien nos ha llamado a la fe, Él comenzó en nosotros la salvación y nos ha hecho hijos suyos.

    Nos ha llamado para una misión concreta: para vivir la fe personalmente, vivir el estilo de vida de Jesús, ser testigos de la fe, comunicar nuestra fe a los demás, ser evangelizadores en nuestros ambientes y llevar a Cristo con nuestro testimonio al corazón del mundo.

    Para realizar esta misión, nosotros no estamos solos, hemos recibido la fuerza del Espíritu, que nos acompaña en cada momento.

    Hoy, la fiesta del bautismo de Jesús actualiza nuestro bautismo  y nos recuerda lo que significa para nosotros que hayamos  sido bautizados. Además, renueva nuestros compromisos bautismales: nos comprometimos a vivir desde la fe y a ser testigos de ella ante los demás. En el mismo sentido, nos urge a cumplir con nuestra misión.

    Por eso, es necesario que revisemos cómo estamos viviendo nuestra identidad de bautizados, si la fe es importante para nosotros y cómo la estamos viviendo de verdad.

    Es necesario que revisemos cómo estamos viviendo nuestra identidad de bautizados, si la fe es importante para nosotros y cómo la estamos viviendo de verdad

    Es necesario que revisemos cómo estamos siendo testigos de nuestra fe en nuestros ambientes: en la familia, el en trabajo, en el ambiente en el que nos movemos.

    La celebración del bautismo de Jesús nos recuerda nuestro propio bautismo, y ello debe llevarnos a ser agradecidos con el Señor. Debemos agradecerle el habernos llamado a la fe, el habernos confiado su misma misión, la de llevar a los demás el mensaje de salvación que hemos recibido.

    La celebración del bautismo de Jesús y el recuerdo de nuestro propio bautismo debe llevarnos a pedir al Señor que, él que cumplió con las exigencias de su misión, nos ayude:a ser conscientes de las exigencias de nuestro bautismo. Tenemos que comprometernos a cumplir estas exigencias para ser personas evangelizadas y evangelizadoras.

    + Gerardo
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